La realidad no es

Hay veces en las que hay pocos focos, 
intentas con esfuerzo mantenerlos encendidos, 
pones todo tu empeño, 
sigilo, 
cautela...

Pero se hace de noche, 
sin ser noche nocturna, 
más bien noche eterna.
Una noche que dura varios lustros

Cómo puede ser cierto
si has sentido el sol pender de tu boca
si la sal del mar se secaba en tus labios
si te nacían flores entre los dedos

No se puede vivir de un sueño
Aunque parezca tan real
que creas que es eterno

La realidad no es más que un muro de acero
con el que chocas y sangras 
sin peros, 

Has querido ser la protagonista de todas las novelas,
y la chica de todas las canciones,
deseabas quedarte a vivir en las nubes
y tener el olor de todas las flores
Querías ser la primera de la lista
Aunque, como siempre, llegaras la última
y que hablaran de ti, como fuera.

Te has querido meter en el corazón
de todo aquel que te veía,
e intentabas con una sonrisa
cambiarles el mundo.

Lejos de todo ese escenario,
te sientes rara, diferente
Dices que la realidad no te representa.
Hay veces en las que hay pocos focos.

A menudo las palabras son silencios,
A veces son armas.

Sin más

Estoy en medio de la nada,
o en medio del todo.
Y todo porque la vida es un pasatiempo
y solo se trata de quemar el tiempo.

Pienso, entre ramas y sombra,
si a alguien le ha invadido esta incertidumbre
-siempre ha sido mejor visto 
perder el tiempo a dos que a uno solo-

Pero que son dos sino un binomio
la suma de un par de elementos
que se contienen y constituyen,
dos mitades,
dos mitades...

Lo normal es querer poseer lo humano
establecer relaciones
y crear comunas,
sin más.

Trato demasiado tentativo,
pero no para mí.

Dónde

He llegado a un sitio en el que no había estado nunca antes. He visto unos paisajes que no se comparan con nada. 
Hay árboles que tienen las hojas rojas, parece que sangran. Voy andando y mis pies se hunden en el suelo y a la vez flotan. 
Imposible pero cierto. 
Hay flores que cambian de color con el paso del tiempo, que se vuelven más añiles si se tocan  o más translúcidas si no se miran. 
Hay nubes por todas partes, no solo en el cielo. Corro y me choco con ellas, y se esfuman entre mi pelo. 
La hierba crece sin parar y al poco tiempo me llega hasta las rodillas, me recorre y quiere mezclarse con mi cuerpo. 
El olor es intenso. Parece cenizas, manzanas e incienso. Y me embriago. 
Poco a poco me integro con el paisaje.

Soy una hoja roja más.

Alma de carne despedazada

No somos más que un conjunto
de pellejos, sangre y huesos.
Trozos que se desintegrarán algún día
para mezclarse con el barro
de algún viejo barranco
que en vida no nos atrevimos a saltar.

Dicen que el corazón es el que siente,
es mentira.
El corazón solo bombea sangre
y la mente solo recuerda cosas
la piel solo protege
y los huesos solo sostienen
y aún con esas
amamos.

Dónde se encierra todo el amor que nos cabe
todo lo que no viviremos nunca
dónde se esconden los recuerdos de pequeña
la gente que conocimos
y la que no.
Las heridas que no se han curado 
y los 'te quiero' que no han existido.

Y los fracasos,
¿dónde se esconden?
¿Qué parte del cuerpo esconde los sueños?
Y los crea, los destruye.

Vemos la belleza
sin saber siquiera
qué es la belleza.
Nos confiamos.

Y decimos que sentimos
aún sin poder sentir.
Es mentira.

Una canción nos atrapa 
y vagamos con la mirada perdida
a un paisaje de nada
donde no hay nada
y no vemos nada

Decimos sentir dolor
cuando nos quemamos de rabia 
o de fuego.

¿Dónde acaban los límites de lo físico
y empieza la emoción?

Silencio.

(relativamente)

Pongo los dedos en el teclado y no pienso. 
Ellos presionan letras como locos.
Se dejan llevar.

Ya es la una de la mañana
y sin querer he perdido un día
y otro, y otro.

Hace algunos meses que no te veo
y estoy tranquilo
(relativamente)

O eso creía.

No he dormido esta noche
y entre las sábanas
y el insomnio
(ese que tanto te molesta (ba))
y los ácaros
el viento
y mis latidos
te he oído

Juro que te he oído
juro que no juro
como te juré un día
pero juro que te he oído

Estarás tan lejos
y tan tocada
y tan de otro
y tan extraña

que es de locos pensar
que algún día fuíste de mis yemas
y que sabía olerte entre mil flores
que contaba tus costillas
(y te hacía cosquillas)
que me bebía tus lágrimas
y las dejaba en tus labios
y te intuía

que me arropara con tu cuerpo


y te escuchara

en silencio

como esta noche.

El que no sufre por nada está muerto.

El alma existe. Puedes vivir semanas, meses e incluso años sin que nada ni nadie toque tu alma y no sentir nada. Vivir sin preocupaciones ni miedos a perder, con una relativa tranquilidad que te apacigua, que te relaja. Saberte, conocerte, mejor que nadie y creer que tienes el control de todo. 

Pero no. 

Un día esa dureza se convierte en crema y luego en lágrimas, y después de años te ves con un llanto que no para. Un empujón en el metro, una mancha de café sobre tus papeles, un recuerdo... 

Una vida que no se ha vivido, y piensas que no te has arriesgado nunca porque siempre te escondías bajo la coraza de decepciones. Ese día un frágil roce con otra piel desconocida te humaniza, una voz a lo lejos te hace vibrar, una palabra cariñosa te coloca en otro mundo y te das cuenta de que también eres humano, que también 

te dueles,       sangras,          amas,           entregas,       recibes          y          sientes.              Y lo necesitas. 

La vida son dos partes, y sin sufrimiento no habría felicidad, ni metas ni logros.
 
Porque en la vida el placer no es tan placentero como doloroso el dolor, y averiguas que el que no sufre no vive.

El que no sufre por nada está muerto.