Es ella. Se me ha metido hasta en las entrañas. Siempre es ella.
Camina con paso firme pero inquieto, parece que vuela. Su mirada se clava en mi alma, aquellos ojos negros que trajeron a mí la locura. Parece una niña pero esconde una mujer. Manos de piel de seda se enredan a mi subconsciente, desde dentro grito VETE!
Vete, huye, desciende, desaparece, hazte viento, pero antes déjame mirarte.
Te diría todo sin palabras.