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miércoles, 3 de abril de 2013

El que no sufre por nada está muerto.

El alma existe. Puedes vivir semanas, meses e incluso años sin que nada ni nadie toque tu alma y no sentir nada. Vivir sin preocupaciones ni miedos a perder, con una relativa tranquilidad que te apacigua, que te relaja. Saberte, conocerte, mejor que nadie y creer que tienes el control de todo. 

Pero no. 

Un día esa dureza se convierte en crema y luego en lágrimas, y después de años te ves con un llanto que no para. Un empujón en el metro, una mancha de café sobre tus papeles, un recuerdo... 

Una vida que no se ha vivido, y piensas que no te has arriesgado nunca porque siempre te escondías bajo la coraza de decepciones. Ese día un frágil roce con otra piel desconocida te humaniza, una voz a lo lejos te hace vibrar, una palabra cariñosa te coloca en otro mundo y te das cuenta de que también eres humano, que también 

te dueles,       sangras,          amas,           entregas,       recibes          y          sientes.              Y lo necesitas. 

La vida son dos partes, y sin sufrimiento no habría felicidad, ni metas ni logros.
 
Porque en la vida el placer no es tan placentero como doloroso el dolor, y averiguas que el que no sufre no vive.

El que no sufre por nada está muerto.

1 comentario:

  1. Es cierto que hay etapas en las que parece que nada nos afecta, en las que creemos que las heridas anteriores (que aún siguen su curso en el tiempo esperando que, algún día, cicatricen), no duelen aunque estén. Que la coraza es lo suficientemente fuerte como para durar alguna que otra primavera más, o varios inviernos. Pero no, como bien dices, llega un momento en el que todo se convierte en "crema" y caes, caes, caes, hasta que te levantas y casi todo vuelve a empezar.

    Bonito texto.

    Un abrazo desde http://retales-de-mis-noches-de-insomnio.blogspot.com.es/

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