No se a qué acudir cuando me falta la inspiración,
ni qué aire respirar cuando me falta el aliento,
no se qué hora mirar cuando no tengo reloj,
ni qué labios besar cuando no estás tú.
La vida es eso que pasa entre un roce de tus labios y
un revolcón a las tantas de la madrugada,
un beso de buenas noches y
una buena noche de besos,
una despedida que no termina nunca y
un nunca acabará en despedida.
Aditivo como la nutella impregnada
en las sábanas de aquel viejo hotel.
Dime qué has hecho para anidarte
tan deprisa en este cuerpo.
Me gusta escuchar tus latidos.
Eres sublime.
Llego a tu blog por casualidad y me encantan tus poemas.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Mara, es todo un placer que te encanten.
ResponderEliminarEspero que siga siendo así.
Un saludo!
Apasionada manera de expresar sentimientos. Un beso y abrazo!
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